La plegaria es una parte esencial de la Certeza católica, un medio a través del cual nos conectamos con Dios y experimentamos su apego y misericordia. A lo grande de la historia, podemos ver cómo la oración ha sido un punto central en la vida de los creyentes, influyendo en los planes divinos y transformando la sinceridad.
La tradición judía ve esto como parte del rol de los pedidos en nuestras plegarias, en donde comparamos nuestra situación en el presente con nuestro futuro potencial y nuestra situación presente con nuestros objetivos futuros.
Cuando por mí se eleva a Dios tu ruego, soy como el fatigado peregrino, que su carga a la orilla del camino deposita y se sienta a respirar; porque de tu plegaria el dulce canto alivia el peso a mi existencia amarga, y quita de mis hombros esta carga, que me agobia, de tropiezo y de pesar.
La idioma hebrea incluso expresa esta idea. El sustantivo para plegaria es tefilá. El verbo para rezar, hitpalel, siempre tiene la forma reflexiva, es afirmar un verbo que es una batalla que se efectúa sobre unidad mismo. Rav Shimshon Rafael Hirsch explica el uso de esta forma gramatical: hitpalel, de donde deriva la palabra tefilá, originalmente implicaba emitir una opinión sobre individualidad mismo, juzgarse a unidad mismo, o un intento interno de hacerlo. En otras palabras, un intento de ganar un causa cierto sobre individualidad mismo. Por lo tanto, esto denota alcanzar un paso al costado de la vida activa y tratar de lograr un litigio efectivo sobre singular mismo, es afirmar sobre nuestro ego, nuestra relación con Dios y con el mundo, y de Dios y del mundo con individualidad mismo.
Sobre su suelo estaban sueltos todos los chacales del nacismo, que olfateando mortandad de mártires habían dejado sus cubiles para ultrajar a un pueblo. Concurrió el Ecuador a Río de Janeiro con ese anhelo de paz, de esa paz e que es plegaria encarecida de trabajo fructífero.
La plegaria es una forma de oración individual o colectiva. Algunas religiones tienen una estructura de plegaria establecida, mientras que otras permiten que los fieles inventen sus propias oraciones. Algunas religiones asimismo dictan que la plegaria debe realizarse en un lado específico, como un templo, iglesia o mezquita.
La plegaria puede ser tanto vocal como mental. La plegaria vocal se realiza mediante oraciones o palabras habladas, mientras que la plegaria mental es una forma de meditación en la que uno se conecta con la entidad superior a través de sus pensamientos. La plegaria se puede realizar individualmente o en grupo. Estas plegarias generalmente tienen el objetivo de pedir ayuda para un problema, para agradecer a la entidad superior por un atención recibido o para pedir una suerte para singular mismo o para los demás.
Pueden entenderse como formas de oración budista la repetición de mantras y el exclusivo hecho de acertar vueltas a un molinillo de oraciones.
En el ámbito de la espiritualidad y las prácticas religiosas, los conceptos de oración y plegaria son fundamentales. Aunque frecuentemente utilizados de modo intercambiable, es esencial comprender las distinciones y matices de cada singular para profundizar en su significado y aplicación en la vida diaria de creyentes y practicantes espirituales.
El origen de la palabra "plegaria" se remonta al latín "precarius", que significa "súplica" o "ruego". A lo prolongado de los siglos, esta palabra ha evolucionado hasta llegar a nuestro idioma coetáneo, manteniendo su esencia y significado original.
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La plegaria nos hace cambiar, y cuando cambiamos, se nos aplica el decreto Divino apropiado a ese nivel de existencia espiritual/pudoroso.
Te aliento a que fijes algunos momentos del día para pensar sobre lo que realmente necesitas y deseas en la vida, para agradecer por lo que ya tienes, y para contemplar tu relación con el Creador (17).
Verdadero dolor de find more mis pecados, propósito firmísimo de en absoluto ofenderos. Mientras que yo, con todo el inclinación de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh buen Jesús, el santo profeta David: ¡«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos».